Le
había salido del moño, como
a cualquiera podría saliros del corazón,
empezar con una cita de Salvador Borrego E.
Historiador mexicano que ha escrito muchos libros, entre ellos uno
que se llama "SigloXXI, Revolución en Marcha".
Todavía
no "le tocaba los cojones" que este tío fuera de la misma
nacionalidad que yo; aún no habíamos tenido el pleito que lo llevó
a la conclusión de que no estoy bien de la cabeza. Leí, por tanto,
un fragmento del capítulo IX:
"Cambiar
conciencias por dentro
"Una
revolución recorre el mundo, aunque no se identifica como tal. Es
descendiente directa de la Revolución Francesa y
de la Revolución Mundial Comunista,
pero se cuida de que no se le vincule con ellas porque ambas
fracasaron en sus metas supremas, aunque dejaron fuerzas trabajando
en su favor.
"Ambas
cometieron graves errores. La de Francia reveló por primera vez, que
buscaba el dominio universal y la muerte de la Era Cristiana.
Para lograrlo confió en el terror de la guillotina,
y sin preverlo, facilitó que Napoleón le cerrara el camino.
"La
Revolucion Mundial Comunista, de Lennin y Stalin,
volvió a revelar su meta universal. Marx
y Engels
fueron tan indiscretos que anunciaron: 'Un fantasma recorre Europa;
el fantasma del Comunismo', y lo anunciaron desde 1848, a 70 años de
que el fantasma pudiera encarnarse en la URSS.
Para
redondear su error, también anunciaron que acabarían con la
religión, 'opio del pueblo'.
"Ahora,
en el siglo XXI, la Revolución que recorre el mundo ha aprendido
varias lecciones. Una, no revelar prematuramente sus planes. Otra, no
confiarlo todo al instrumento del terror. La guillotina y los campos
de concentración dan inicialmente un poder casi omnímodo, pero no
definitivo.
"Lo
importante -ahora ya se realiza- es influir en el interior de las
conciencias. Cambiar a los pueblos 'por dentro' de ellos mismos."
Su
publicación en Facebook
me
gustó, la señalé. La cita estaba bien hecha y venía al caso en un
grupo que habla de conspiraciones. Me pareció un pensador certero,
valiente y profundo. Poco a poco, se fue desdibujando esa imagen.
Mi
ex amigo es uno más de esos miles influenciados por la idea del
noble salvaje, una hermosa fantasía que nació en la época de
Rousseau,
que Rudyard Kipling y
Edgar Rice Burroughs ayudaron
a enriquecer, pero, ¡vamos! Si en la Francia del siglo XVIII se
veían cabezas rodando por la calle como si fueran balones de
football, ¿qué otra cosa podía inventarse la gente para tener una
escapatoria y llevar la fiesta en paz?
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