martes, 18 de abril de 2017

Aterrizaje forzozo


“... es indudable que el guión militar que vincula la "verdadera" masculinidad con violencia y conquista (incluyendo conquistas sexuales) sirve para mantener rangos de dominio en la guerra y la guerra de los sexos. Y también es indudable que algunos hombres internalizan este guión, aprenden a despreciar y reprimir en ellos mismos todo lo que se asocie con lo suave o femenino —es decir, sentimientos de amor y empatía, incluso empatía por ellos mismos— y a equiparar sexo con conquista brutal, e incluso con asesinar.
“Esto se evidencia al observar extractos recién publicados de hombres de dos naciones que combatieron entre sí durante la Segunda Guerra Mundial: Alemania y Estados Unidos. Como una herida gangrenada abierta, lanzan sobre nosotros todo el horror de una socialización masculina que une sistemáticamente violencia y crueldad con sexo y mujer.
“Cuesta mucho leer estos párrafos, porque es monstruoso lo que revelan acerca de los hombres que los escribieron. Y en un sentido muy real, estos hombres son monstruosos, al perder la capacidad humana de ver a otros como seres vivos sensibles e identificarse con su dolor. Por cierto, los alemanes cuyos escritos se analizan en Male Fantasies de Klaus Theweleit eran monstruosos asesinos y torturadores. Formaban parte de la élite nazi del Freikorps, que entre 1923 y 1933 se convirtió en el núcleo de la infame Gestapo de Hitler —tropas de la élite que no sólo sembraron el terror en Alemania durante el breve período de la República del Weimar, sino que también jugaron un rol central en los horrores de la Segunda Guerra Mundial, incluyendo el exterminio de millones de judíos, polacos, rusos y/o individuos percibidos como disidentes.“

Rianne Eisler
El Placer Sagrado Vol II
Pags 88 – 89





“... hay quienes hoy afirman que todas estas imágenes de cuerpos femeninos maltratados y este vínculo del sexo con la crueldad y la violencia no tienen un efecto real, que son meras fantasías, no realidad. Sin embargo, si así fuera, ¿por qué las fuerzas armadas usan deliberadamente la erotización de la violencia para enseñar a los hombres a matar? Y si vincular sexo con violencia no tiene efectos en las conductas sexuales y sociales, ¿por qué los astutos profesionales de los medios de comunicación unen el sexo con cualquier cosa que quieran vender —desde autos hasta Coca-Cola— para influir en el consumismo de la gente?
“Si la propaganda bélica deshumaniza a los miembros de naciones "enemigas", permitiendo a los hombres herir, matar y degradar a otros seres humanos —como de hecho ocurre—, ¿por qué no tendrían efectos similares las imágenes de mujeres como meros trozos corporales para el uso y abuso sexual masculino? ¿Por qué, como la propaganda para otras guerras, historias e imágenes que deshumanizan a la mujer, no cegarían a la gente frente a la realidad de sus sufrimientos?
“La respuesta es que precisamente debido a la eficacia de esta propaganda muchos hombres y mujeres aún hoy no ven estas conexiones aparentemente obvias. En realidad, si esta propaganda no fuera tan exitosa, todos nos daríamos cuenta de algo que ya vimos en el Tomo I: que la expresión "guerra de los sexos" es una metáfora de una guerra increíblemente violenta contra las mujeres —una guerra donde las víctimas son más numerosas que en muchos conflictos armados conocidos.
“La verdadera magnitud de la violencia mundial contra las mujeres es asombrosa, casi imposible de comprender. Como también lo es el hecho de que sólo recién se ha comenzado a documentar oficialmente, y por lo tanto, a ser más reconocida e informada.“

Rianne Eisler
El Placer Sagrado Vol II
Pags 93 – 94

Estas dos citas del libro de Rianne Eisler me explican muchas cosas, pero ahora quiero hablar de una que presenciaron mis contactos feisbuqueros, es decir los dos años que duró mi pleito con el guitarrista y cantautor español Jaume Núñez Verdaguer, mejor conocido en la web como Aume Palote Perico.
Para no aburrir a la gente con una historia que fue demasiado larga mencionaré únicamente los sucesos principales y la explicación que ahora les doy:
Ingresé en facebook al grupo Rafapal y encontré un montón de personas acojonadas por un individuo que achantaba sistemáticamente a todo el que no escribiera cosas que él quería leer.
Esto igualmente ilustra hasta qué punto la formación que recibe el hombre en nuestra sociedad -moderna, culta, adelantada y civilizada-, estimula la violencia y aplaude, como signo de inteligencia, la capacidad de abusar de otros. Y confirma el hecho, negado hasta las últimas consecuencias, de que las autoridades judiciales se decantan a favor del delincuente, da lo mismo si al final lo meten o no a la cárcel.
El hecho de que los administradores del grupo tardaran más de un año en ponerlo fuera nos muestra hasta qué punto estamos acostumbrados a considerar que la vida es un campo de batalla en donde sólo hay vencedores y vencidos, ¡en que es signo de bondad, de cortesía, ponerse en el lado de los vencidos y permanecer ahí, aunque sigamos recibiendo patadas! ¡Que es de valientes recibir estoicamente las patadas!
El arraigo entre sexualidad y violencia se vio reflejado en el grupo en muchas formas. Una de ellas fue cuando los hombres agredidos por ese señor le comenzaron a preguntar si era gay. No respondió pero se enojaba muchísimo cuando alguien se dirigía hacia él como hacia una mujer por creer que era una mujer. Según él agarraba parejo, pero atacaba más a hombres y de nosotras, quienes nos atrevimos a contestarle fuimos catalogadas como “hijas de la gran puta o malas de cojones“. Los hombres fueron “nobles en el fondo“, enemigos leales, pero enemigos al fin.
En aquel tiempo, cuando me llegaron a decir que si estaba enamorada de él me divertía. A veces creo que la gente se desconcertaba con mis respuestas porque esperaban que lo negara o que montara en cólera.
Mi pensamiento más íntimo era que si estaba yo aventando dardos contra una persona, pues era lógico que también dijeran cosas de mi, que ese era un riesgo que había que correr en todo momento de la vida y con más razón si una ha declarado la guerra.
La presencia de la venezolana María de los Ángeles Rojas Henao –que en todo momento hizo ostentación de estar enamorada del señor, de que tuvo relaciones sexuales con él- y la holandesa naturalizada española Adriana Uveka, fue también un reflejo de cómo se controla a las mujeres en nuestra sociedad: si no pueden con ellas los hombres con máscara seductora, ¡entonces intervienen las mujeres con máscara de amistad! Y si tampoco ellas funcionan, pues entonces la guardia pretoriana de eunucos tiene que entrar en acción; no olvido a Nicolás Martorell y su ejército de homosexuales. Le di lo suyo, él sabe qué fué.
Muchas veces fantaseé con hackear la cuenta del Palote, entrar a sus bloqueos y liberar a todos sus adversarios, ¡sentirme como una antigua reina guerrera que de esa forma obtiene sus huestes y va en caballo de hacienda a cercenar la cabeza del Zar de Todos los Perros!
No fue así. Y no lo fue porque la gente se inclina a seguir a un hombre que toma esa actitud, pero no a una mujer, porque quien domina es el hombre, no la mujer. Y para ese hombre soy y seré siempre una mala de cojones, porque al ridiculizar sus actitudes lo dominé. Soy para él y para muchos una mala de cojones... ¡y a mucha honra!


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